¿Empresa social? ¿Innovador social? ¿qué significan exactamente estos términos? ¿sabes cuál es la diferencia? ¿sabes por qué ambos son clave para nuestra sociedad? Los emprendedores e innovadores sociales son quienes pueden cambiar el curso de la historia y en este artículo analizaremos cuáles son sus signos distintivos y sus diferencias. También atenderemos a las diferencias entre ambos y una entidad mercantil. Veremos por qué se están convirtiendo en verdaderos agentes del cambio, claves en la nueva cultura empresarial que está empezando a mover el mundo.
Cuando hablamos de emprendimiento social, los grandes protagonistas son las personas y, al igual que en el emprendimiento al uso, el social, también tiene como objetivo la consecución de beneficios. La diferencia radica en que este beneficio se destina a impulsar sectores o realidades sociales que lo necesitan.
Por lo tanto, podemos decir que el emprendimiento social consiste en la satisfacción de una necesidad social o medioambiental, por medio de una empresa que genera beneficios económicos, pero que los reinvierte en conseguir el objetivo social principal.
Numerosos emprendedores sociales están cambiando la manera de hacer empresa. La Unión Europea es consciente de ello, por lo que ha creado toda una serie de instrumentos encaminados a impulsar este tipo de emprendimiento; como el incremento de la visibilidad y reconocimiento a empresas de economía social; la difusión y estrategia de comunicación y publicidad sobre el emprendimiento social a nivel europeo; el desarrollo de un entorno económico que permita a las empresas sociales acceder a financiación; o la creación de normas que regulen y propicien la creación y desarrollo de este tipo de empresas.
La primera vez en la historia que se acuñó el término de emprendedor social fue gracias a Bill Drayton, quien en 1981, después de volver a su Estados Unidos natal, de un viaje que hizo a India, trajo consigo las ideas que vio allí.
Se impregnó de personas que se dedicaban a resolver problemas importantes de la sociedad india pero no desde un punto de vista voluntario o asistencialista, ni tampoco a través de una organización sin fines lucrativos, sino a través de empresas propiamente dichas. Empresas con un enfoque orientado a obtener beneficios pero en estos casos, los beneficios generados eran reinvertidos en la sociedad. De esta manera todos podían crecer y progresar.
En Estados Unidos, las empresas sociales se han definido como entidades que realizan una actividad mercantil con el propósito de generar ingresos que financien fines sociales.
Las empresas sociales pueden desarrollar cualquier actividad o negocio, no es necesario que dicha actividad tenga nada que ver con el propósito social de la empresa. Lo que sí es necesario para que se puedan enmarcar dentro de esta definición es que destinen sus beneficios a fines sociales o medioambientales de alguna forma, es decir, que tengan un propósito social, que quieran reinvertir sus beneficios en la sociedad.
Aquí radica la gran diferencia entre una empresa social, una organización sin fines de lucro y una entidad mercantil.
Las organizaciones no lucrativas no buscan ningún beneficio económico, a diferencia de las empresas, tanto sociales como mercantiles, que sí que lo hacen, lo que pasa es que los emprendedores sociales reinvertirán sus beneficios en fines sociales, y no en los propios accionistas o socios de la empresa, como en una entidad mercantil al uso.
Tampoco se debe confundir el emprendimiento social con la innovación social.
El emprendimiento social lleva consigo aparejada la puesta en marcha de una empresa, de todo un mecanismo cuyo modelo de negocio puede o no ser innovación social. Y por el contrario, una idea socialmente innovadora la puede llevar a cabo una entidad mercantil al uso, una organización no lucrativa o una empresa social. Una idea innovadora socialmente no tiene porque llevar implícito un modelo de negocio concreto.
Los innovadores sociales son personas que identifican un problema y generan una idea capaz de dar solución o al menos colaborar a mejorar dicho problema, en una forma no antes empleada.
De acuerdo con la Stanford Graduate School of Business, la innovación social se podría definir como “una solución nueva a un problema social, la cual es más efectiva, eficiente, sostenible o justa que la solución actual, cuyo valor agregado aporta principalmente a la sociedad como un todo en lugar de únicamente a los individuos”.
Y estudios canadienses la definen como “un proceso, producto o programa que cambia profundamente el funcionamiento del sistema que hemos heredado, generando cambios positivos y comunidades más resilientes”.
¿Es este el camino? ¿El futuro está en mano de los innovadores y emprendedores sociales?
Aptitudes como eficiencia, resolución de problemas, trabajo bajo presión, liderazgo, entre otras, eran las que definían al candidato ideal para una entidad mercantil.
Los innovadores y emprendedores sociales son definidos más por aptitudes como energía, empatía, creatividad, liderazgo compartido, trabajo en equipo.
El concepto como tal es todavía relativamente nuevo pero sí se está viendo que las empresas sociales cobran cada vez más relevancia. Numerosos países, organismos supranacionales, e incluso fundaciones y organizaciones privadas, tienen ya programas de ayuda, apoyo, difusión e incluso financiación a emprendedores e innovadores sociales.
De hecho, existe cada vez un mayor interés en la innovación y el emprendimiento social. Tanto es así que ha generado una demanda creciente de mecanismos que determinan su efectividad y su impacto a largo plazo. Todo ello para que sus estrategias puedan dar respuesta a los grandes retos mundiales, como la pobreza, la discriminación, la violencia de género o el cambio climático.
Es precisamente por esto que los gobiernos, empresas y organizaciones, empiezan a verlas como una verdadera herramienta para generar cambios que contribuyen al desarrollo sostenible de nuestras comunidades y de nuestro planeta.
Por lo tanto podemos afirmar que, aunque los innovadores y emprendedores sociales llevan poco tiempo en la esfera empresarial todavía, la relevancia que han adquirido, sus ideas innovadoras y su forma de hacer empresa, han hecho que podamos afirmar que el futuro tiene un marcado aspecto social.